De la sangre, del placer y de la muerte... o algunas películas sobre la “desorientación sexual”

9 abril, 1997 - 3 mayo, 1997
Lugar
Edificio Sabatini, Auditorio
Jean Cocteau. La Sang d'un Poéte, 1930
Jean Cocteau. La Sang d'un Poéte, 1930

 El título del ciclo, inspirado en parte por la trilogía fílmica de Gregory Markopoulos (Toledo, 1928; Freiburg, 1992), Du sang, de la volupté et de la mort (1947-1948), funciona como metáfora para una serie de películas que, como la obra del propio Markopoulos, vieron “en la sangre, en el placer y en la muerte” un lugar imaginario de confrontación del deseo, el dolor y el aniquilamiento del cuerpo y su ser oprimido por la norma social y el tabú sexual. Por su parte, el subtítulo, Algunas películas sobre la “desorientación sexual”, se debe a la constatación de un hecho: el cine gay y lésbico “no” existe con anterioridad a los años setenta y, si existiera, quizás solo se reduciría a dos o tres nombres: si no existía la idea de colectivo ni el concepto de identidad gay y lésbica basado en el término de “orientación” sexual (surgido en la década de los setenta), difícilmente dicho corpus fílmico se denominaría a sí mismo como tal. Lo cual no quiere decir que no hubiera películas sexualmente ambiguas que sugirieran deseos “extraños” o artistas y cineastas igualmente “desorientados”. Existen cientos de películas con personajes homosexuales, pero muy pocas fueron realizadas por ellos mismos y, aun menos, con un contenido gay y lésbico.

De la sangre, del placer y de la muerte... tiene su centro de gravitación en torno al cine de vanguardia europeo de los años veinte y el cine underground americano, pero entendiendo este último en su doble acepción de sustantivo y adjetivo. Es decir, underground como movimiento fílmico específico, localizado en Nueva York durante los años sesenta, y como concepto, películas alternativas no comerciales y de bajo presupuesto sin una ideología estética y social definida. Desde que el término fuera acuñado por Manny Farber en 1957, a menudo “underground” ha sido sinónimo de subcultura, de sentimiento antiburgués y, sobre todo, de un cine anti-Hollywood. Un cine que se distingue por una mezcla de primitivismo y crudeza, por su ambivalencia hacia la cultura de masas y, sobre todo, por una deliberada e impúdica actitud hacia todo lo tabú, especialmente el (hetero-homo) sexual.