Ulrike Ottinger

12 mayo, 2004 - 3 junio, 2004
Lugar
Edificio Sabatini, Auditorio
Documentos
Ulrike Ottinger. Freak Orlando, 1981
Ulrike Ottinger. Freak Orlando, 1981

Ottinger comenzó a trabajar en el cine durante la década de los sesenta (durante la que estudió fotografía, historia y etnología al lado de maestros como John Friedlaender, Claude Lévi-Strauss o Pierre Bourdieu), aunque no realizó su primera película como directora hasta 1972, año en que dirigió, junto a Tabea Blumenschein (Konstanz, 1952), Laocoon & Sons, que fue estrenada en la Deutsche Kinemathek de Berlín en 1973. Con Madame X - Eine absolute Herrscherin (1977), filme sobre una mujer pirata, Ottinger reveló su interés por las cuestiones de género, aunque fue en la década de los ochenta cuando se alejó de los esquemas del feminismo tradicional para interrogar la existencia misma de una estética “femenina”, entendida como forma alternativa de ver el mundo, y comenzó a explorar nuevos discursos sobre la identidad. Su Trilogía de Berlín supuso un momento crucial en este giro, pues en ella abordaba cuestiones como la androginia y el dandismo desde una sensibilidad afín al queer. Desde este punto de vista, la obra de Ottinger tiene la particularidad de reapropiarse de la estética del narcisismo desde un discurso feminista, proponiendo una renegociación de la subjetividad y superando los debates más tradicionales de la teoría feminista sobre género y sexualidad.

Dividida en cuatro secciones (Trilogía / Ficción: películas etnográficas y de aventuras / Underground, Fluxus y Simbolismo / Documentos de hoy), esta retrospectiva incluye trece filmes que abarcan tres décadas de la carrera de Ottinger. Desde su primer largometraje en solitario Madame X - Eine absolute Herrscherin, una extravagante aventura lésbica de ciencia-ficción, hasta su última realización Zwölf Stühle (2004), que según la crítica americana Laurence A. Rickels “resume, cita, revisa y se construye sobre su obra fílmica anterior”. También se ha incluido Taiga (1991-1992), una saga de ocho horas y media de duración que documenta un viaje por la vida de los pueblos nómadas del norte de Mongolia; un filme que se ha convertido en referencia fundamental del uso cultural de la fantasía, ya que en él la “vida real” está constantemente impregnada por la ensoñación.