Alberto Peral. Bailando

Peral incorpora a su lenguaje las aportaciones más radicales de la vanguardia clásica respecto a la forma, descubre el esencialismo formal en la naturaleza y en la cultura como manifestaciones de un orden cósmico dotado de una intensa sensualidad material, con los que invita al deleite y la reflexión.

Las formas ovoides como símbolo germinal, la circularidad, la rotación, el eje cielo-tierra, la luz y el color, son elementos fundamentales con los que Peral construye una sutil poética del universo y del sentido espacio-temporal, que despliega en múltiples direcciones y acrecienta con experiencias de otros lugares, como ha hecho a través de sus viajes por México, Brasil, Europa, India o Japón.

La filmación en 16 mm de una serie de bailes del repertorio de un grupo de danzas tradicionales es el punto de partida de esta exposición. Son danzas cuyo origen es incierto aunque su estructura puede ser datada en el siglo XIX. El artista se interesa en el baile como construcción, donde los ritmos se van ensamblando con una estructura interna, cerrada y unitaria. Los bailes han sido elegidos por su estructura circular. Los bailarines rotan y crean formas que pueden recordar a estructuras cósmicas. De hecho su significado inicial parece una forma de comunicarse con el cosmos, por lo que para su visión se ha optado por el punto de vista cenital. No son bailes espectáculo, sino bailes cuya base es ritual y donde el espectador no existe como tal. El resultado relaciona estas formas tanto con estructuras moleculares, como con las cúpulas barrocas o los diagramas tántricos indios. Peral muestra unas obras en las que los bailes se transforman en un diagrama expansivo, en un núcleo o punto de energía, en un mantra-yantra, donde música, forma y danza constituyan un todo, un principio generador.