Carmen Laffón. Bodegones, figuras y paisajes

13 mayo - 13 julio, 1992 /
Edificio Sabatini, Planta 0
Carmen Laffon. Coto Doñana (El coto desde Sanlúcar), ca. 1977. Pintura. Colección Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid
Carmen Laffon. Coto Doñana (El coto desde Sanlúcar), ca. 1977. Pintura. Colección Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid

Dentro de la denominada pintura realista española de la segunda mitad del siglo XX, Carmen Laffón (Sevilla, 1934) destaca por una obra en la que los objetos y los escenarios cotidianos se convierten en la excusa para pintar atmósferas íntimas y emotivas, las cuales traslucen una existencia al tiempo plácida y solitaria. A largo de más de treinta años de carrera, los temas que dominan su producción artística son el paisaje y el bodegón. A estos se añade el retrato, que practica tanto desde la pintura y el dibujo como desde la escultura, en la que se introduce a mediados de los años sesenta.

La exposición antológica de esta artista sevillana, Premio Nacional de Bellas Artes en 1982, reúne más de un centenar de obras que no sólo ejemplifican la madurez pictórica que ha alcanzado, sino que también permite comprobar cómo su estilo figurativo y el lirismo más clásico que romántico que extrae de los efectos lumínicos y cromáticos (sus paisajes contienen decididas reminiscencias a Corot), se apoyan paulatinamente en composiciones más sólidas y estructuradas, acudiendo a partir de comienzos de la década de 1970 a la organización en bandas horizontales, como ilustran sus bodegones y la serie Azoteas. La deriva pictórica de Carmen Laffón, como señala el crítico de arte Kevin Power, es “la tendencia a la abstracción desde una atmósfera de intimidad”.

Sus pinturas se agrupan temáticamente en series (Historia de Marcelina, El río y sus orillas, Sanlúcar de Barrameda o Los armarios), lo cual no significa que las obras sigan un estricto orden cronológico. En cambio, las series responden al reducido mundo material e íntimo en el que Laffón concentra sus intereses pictóricos y son prueba de cómo cada motivo se trasforma atendiendo a los estímulos que recibe en cada ocasión. Así, la serie no implica repetición ni su lenguaje figurativo es imitación.

En la obra de esta artista el silencio alcanza tanto protagonismo con el motivo, lo cual, en opinión de María Corral, comisaria de la exposición, deriva del hecho de que pinta “emociones interiores y exteriores, no declaradas, sino sugeridas”. En este sentido, su pintura resulta la recreación de un espacio que ha sido habitado, cruzado o manipulado previamente por alguien (quien coloca los objetos y las frutas de sus bodegones, quien se levanta de una butaca, quien mira por la ventana, quien destapa la máquina de coser o quien deja una carta en una vitrina después de leerla) y que lo ha impregnado emocionalmente con su presencia.

Datos de la exposición

Organización: 
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Comisariado: 
María de Corral