Diego Rivera y su México a través del ojo de la cámara

El carisma y la intensa biografía de Diego Rivera cautivaron a numerosos fotógrafos que inmortalizaron con su cámara las diferentes épocas y acontecimientos de la vida del artista. Así pues, en la historia de la fotografía se puede ver cómo Gisèle Freund le retrata en lo alto del andamio empuñando la paleta con sonrisa amable, mientras que Fritz Henle le encuentra dormido en su jardín apoyado sobre un muro de piedra, Peter Stackpole le capta dibujando concentrado y tranquilo; o Emmy Lou Packard le retrata en en una imagen de soledad y aislamiento. Las fotografías -tomadas algunas de manera informal y otras en actitud de posado- recogen el hábitat del pintor y sus peculiaridades, como su paleta, las figuras de Judas de su estudio, sus animales o las estancias de su casa; que revelan la personalidad proteica de Rivera.

Para retratar el México de Rivera en esta exposición, se han escogido cuatro fotógrafos cercanos a su círculo: Manuel Álvarez Bravo, Hugo Brehme, Edward Weston y Tina Modotti. El primero, compatriota de Rivera, investiga y define la riqueza, los escenarios y acontecimientos reales de los habitantes de México. La sensibilidad este fotógrafo no busca la raíz sentimental de las imágenes, sino que prefiere aportar con sus herramientas agudas reflexiones sociales. De sus fotografías emana una calma intemporal que define y personaliza su estilo.

Hugo Brehme, nacido en Alemania, llega a México en 1905. Quizá su visión extranjera le lleva a volcar en sus imágenes una perspectiva mucho más romántica del país. Su vocabulario visual y ese enfoque pictórico determinado por su aprendizaje europeo, arrojan como resultado una apasionada reacción sentimental hacia México. Su reverencia ante las mágicas fuerzas claramente palpables en el medio rural, se revela en composiciones paisajísticas panorámicas y pintorescas.

Edward Weston, originario de Chicago, vivió la experiencia mexicana como algo extremadamente profundo. Amigo cercano de Rivera, ambos sentían admiración mutua e intercambiaron dibujos y fotografías. Reunió unas seiscientas fotografías de México de diversas temáticas abarcando, desde retratos y paisajes, hasta las artes populares y naturalezas muertas. Su estilo evita lo pintoresco y posee una fuerte marca de estilo, enfrentándose a los temas de manera directa y reflejando como pocos el ambiente del Renacimiento mexicano a través de los artistas e intelectuales de la revolución cultural del país.

Se cierra el círculo de fotógrafos escogidos para aportar su visión del entorno de Rivera, con la visión de México que tiene Tina Modotti, que está condicionada por su conciencia social y política, aunque en un principio su estética proceda de la de Weston. Sus fotografías encarnan una sensibilidad respecto a la gente de la calle y retrata sus herramientas de trabajo como objetos simbólicos. Trasluce a través de su cámara la humildad, sencillez, soledad y fortaleza del pueblo mexicano que también están presentes en toda la producción del muralista mexicano.