
L'homme invisible (El hombre invisible)
- Técnica
- Óleo sobre lienzo
- Dimensiones
- 140 x 81 cm
- Año de ingreso
- 1990
- Número de registro
- AS11142
- Fecha
1929-1932
- Crédito
Legado Salvador Dalí, 1990
L'homme invisible (El hombre invisible), comenzado en 1929, es una de las primeras obras de Salvador Dalí en las que se materializa su método paranoico-crítico a través del uso de imágenes dobles. En su artículo «L'âne pourri» (El asno podrido), publicado en Le Surréalisme au service de la révolution, Dalí describe estas imágenes como: «la representación de un objeto que, sin la más mínima modificación figurativa o anatómica, sea al mismo tiempo la representación de otro objeto absolutamente diferente». Un tipo de imágenes con precedentes en las teste composte o cabezas compuestas de Giuseppe Arcimboldo y en los paisajes antropomorfos de Joos de Momper, populares en torno a 1600.
A primera vista, un paisaje onírico en acusada perspectiva aparece poblado de figuras y arquitecturas fantásticas, pero contemplado desde el punto de vista del espectador y por efecto de una perspectiva anamórfica, se revela la imagen de un hombre sentado con las manos en las rodillas, a la manera de un coloso egipcio. En la elección de algunas de estas figuras, Dalí recurre a imágenes que serán recurrentes en otras obras suyas, como las dos representaciones de Gradiva o la familia de Guillermo Tell. Algunas de ellas son a su vez imágenes dobles, como la mujer tumbada-caballo que aparece en la esquina superior izquierda.
Esta obra ilustró un artículo de Sebastià Gasch en Meridià que recoge la opinión de Carl Einstein sobre la pintura de Salvador Dalí, y en el que, en plena Guerra Civil, critica la falta de compromiso político de su obra y su estética falsamente revolucionaria.
Raúl Martínez Arranz